Maestros de la música tradicional de Níger buscan proteger su patrimonio en peligro

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Maestros de la música tradicional de Níger buscan proteger su patrimonio en peligro.

Del interior de una choza a oscuras, resuena una sucesión de golpecitos graves y agudos entonando un llamado en lengua hausa: un músico nigeriano envía un “telegrama” tradicional con golpes de tambor.

“¿Lo ves? Ha oído su nombre”, se entusiasma Oumarou Adamou, alias “Maidouma”, uno de los músicos tradicionales más célebres de Níger y gran maestro del douma, un instrumento de percusión típico del patrimonio hausa.

“Maidouma” modula la frecuencia el sonido haciendo pivotar su pie descalzo sobre la membrana de piel de cabra del tambor.

Pocos entienden ahora este lengua codificado. Los jóvenes nigerinos, seguidores del rap y la música electrónica, olvidan estos conocimientos.

Durante una demostración, Adamou viste su boubou azul cielo y se convierte de nuevo en “Maidouma”.

Se le iluminan los ojos y empieza a tocar sus instrumentos de percusión favoritos. “¡Buena suerte! ¡Buena suerte! ¡Larga vida! ¡Dios es grande!”, dice mientras toca.

Embajador de la música nigerina en todo el mundo, Adamou es ahora el guardián del Centro de Formación y Promoción Musical (CFPM), una institución gubernamental fundada en 1989 en Niamey.

Muy pocos curiosos llegan a visitar su “museo”, una casa redonda en un rincón del CFPM donde tiene una colección de instrumentos de percusión, cuerdas y viento, salvados del incendio de 2011 en el museo nacional.

“Nuestros instrumentos de música tradicional están en peligro de desaparecer, los jóvenes de hoy quieren tocar instrumentos modernos, como la guitarra y la batería”, deplora Adamou.

Aunque la élite de la música tradicional nigerina suele encontrarse entre los edificios ocres del CFPM, los maestros de la douma, el kalangou, el gouroumi y el molo se hacen viejos y escasos.

Sus instrumentos, junto con sus ritmos y significados ancestrales, corren el riesgo de desaparecer con ellos.

Jóvenes “impacientes”

“¿Cuántos artistas ensayan aquí? Se acabó, todos se han ido”, lamenta Yacouba Moumouni, alias “Denké Denké”, famoso cantante y maestro de la flauta.

La falta de financiamiento obstaculiza todos los proyectos de preservación en un país clasificado entre los más pobres del mundo, donde los menores de 25 años son 70% de la población.

Las tensiones diplomáticas entre las autoridades militares y Occidente desde el golpe de Estado del 26 de julio son un mal augurio para el mundo de la cultura, que se ha beneficiado del financiamiento extranjero.

Pero el problema es más profundo y el diagnóstico de los decanos es unánime: los jóvenes “impacientes” prefieren componer en un computador antes que someterse a un aprendizaje largo y mal remunerado.

Las vocaciones musicales son bloqueadas también por el auge de un islam rigorista, así como por un sistema de castas que reservaba la interpretación musical a los griots (juglares africanos), que ahora tienen una imagen poco favorable.

“A los griots no los vemos como en Malí o Senegal. En Níger, si eres griot, eres un poco vulgar para la sociedad, explicó Moumouni.

Maestros de la música tradicional de Níger buscan proteger su patrimonio en peligro

Pobreza

Contrario a Malí o Nigeria, la música tradicional de Níger no supo “abrirse a otras músicas del mundo” y modernizarse, consideró Mahamane Sani, un artista y educador.

Por ello, desde 2018 organiza talleres dirigidos a jóvenes de zonas pobres, donde aprenden a tocar y fabricar instrumentos tradicionales.

A pocos pasos del museo de instrumentos, en un aula del CFPM, una decena de alumnos aprenden a manejar el gourimi, un instrumento de cuerdas de origen hausa.

Cubierta con un velo blanco, Aichata Adamou rasguea las cuerdas con cuidado.

“Si logro vender aunque sea un solo gourimi, este taller habrá sido un beneficio para nosotros”, señaló la joven.

Algunos alumnos de ediciones anteriores han seguido carreras musicales, otros encontraron trabajo en la empresa de instrumentos musicales y artes escénicas fundada por Mahamane Sani.

Además de encontrar empleo para esos jóvenes, el objetivo es “abrir sus ojos, que ellos entiendan que pueden ganar y lo que les aporta ser portadores de esos valores ancestrales”, sostuvo Sani.

Su mensaje resuena entre los jóvenes que reivindican su identidad.

“Imitamos a la gente de afuera, pero tenemos nuestros propios instrumentos, ¿por qué no trabajarlos?”, se preguntó Oumarou Abourahamane, un joven rapero que participa en el taller.

Todo ello refuerza el optimismo de Oumarou Adamou, quien ambiciona formar “jóvenes voluntarios de todas las regiones de Níger” en 2024, si las finanzas lo permiten.

“¡Buena suerte, buen trabajo, larga vida!” Tal vez “Maidouma” y sus instrumentos no han dejado de conversar.

Con información de AFP/Yahoo http://tinyurl.com/378yb2h9

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