Intrigatas

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Un 14 de Febrero sin besos, abrazos ni toqueteo
Laura Haddad

Aquel atardecer de marzo le sugerí a mi compañero “mira bien todo porque, al menos por unos meses, no va a ser igual ya”, incrédulo respondió “no pasa nada” y que sólo sería cosa de cuarenta días.

Enterada de lo que se publicaba en la prensa extranjera, principalmente la europea y redactada en inglés, sólo dejé escapar un “ojalá”.

Me encontraba en uno de mis sitios favoritos de la ciudad y uno de los más concurridos, donde nos habíamos citado porque él y yo no pasábamos por un buen momento en la relación que sosteníamos. Acordamos tomar a la cuarentena anunciada como el periodo para darnos un tiempo, alejados un de otro y ver qué pasaba entre ambos después.

Recuerdo que al despedirnos él no buscó hacerlo con un beso y sólo se limitó a pedirme “no te mueras”, en un tono entre trágico e irónico. Yo lamenté ese beso que no llegó, quizá porque presentí lo que vendría después.

No fueron cuarenta días, ha sido más, meses, casi un año ya. Tiempo en el que paulatinamente se nos fue informando que los besos pueden significar contraer un virus que puede ser mortal.

También en la prensa extranjera se han publicado diversos artículos sobre las afectaciones emocionales que esta pandemia ha ocasionado por el confinamiento y las restricciones para el contacto físico, el distanciamiento social, pero pocos han abordado lo que este virus ha ocasionado en la vida sexual de millones de personas solteras y sin una relación formal o estable.
Cuando se aborda el tema de la sexualidad en tiempos de Covid los especialistas tienen una misma respuesta y es igual a la que se ha brindado para solucionar la educación sin la posibilidad de tener a grupos reunidos en aulas para tomar clases: hacer uso de la tecnología y la internet.

Así, aplicaciones para encontrar citas como Tinder se volvieron más populares y ocupadas, visitando perfiles en ellas es fácil leer “la pandemia me trajo aquí” mientras que titulares de la prensa especializada en negocios destacan las ganancias de estas empresas ante el aumento de usuarios.
Pero el ser humano necesita del contacto físico, el tacto es uno de sus sentidos más importantes y no únicamente para lo sensual y sexual, también en lo afectivo, en el bienestar emocional y psicológico, advierte un médico la Universidad de Oxford, citado en un artículo de The Guardian, y cuando simplemente tocar a algún amigo o amante se vuelve peligroso, hace pensar al coronavirus SARS-COV2 como uno aún “más conservador” que el VIH en su momento.

La COVID está orillando a una monogamia impuesta con fines pragmáticos, ya que una de las recomendaciones es mantener relaciones sexuales con una pareja estable de la que se conozca sus hábitos de salud y con quien se pueda implementar una relación de confianza y diálogo. Pero tampoco hay medición emocional para esto y los posibles problemas sentimentales que traigan como consecuencia. ¿Qué hay de aquellas personas que fincaban sus relaciones en encuentros esporádicos y fortuitos por su gana de no comprometerse en una relación exclusiva?

Mañana es 14 de febrero, si “el amor está en el aire” pese a la Covid, la necesidad afectiva y sexual de millones de personas en el mundo también y reducirlas a intercambios por internet, relaciones acordadas bajo un matiz de fidelidad obligada o a la abstinencia por temor al contagio, parecen mermar las ganas de celebrar este día en muchas y muchos, así como igualmente aumentan la curiosidad de observar cómo se desarrollará la fecha bajo los colores del semáforo epidemiológico.

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