Vincularon a una mafia de israelíes con el montaje de Cassez

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Desde su primera audiencia en marzo de 2006 ante la juez federal del caso, Florence Cassez e Israel Vallarta no solo denunciaron que su detención fue un montaje de la Agencia Federal de Investigación, encabezada por Genaro García Luna, también hablaron de la mafia israelí en México y hasta de Ben Sutchi, asesinado en julio de 2019 en Plaza Artz.

Los israelíes fueron señalados ese año en la audiencia de Vallarta y Cassez y en diciembre fueron vinculados al caso del asesinato de Hugo Alberto Wallace. Tras permanecer casi tres meses arraigados, se presentaron a la audiencia, que solo presenció un reportero porque el resto fue llamado a comparecer ante la autoridad por la denuncia del montaje de la detención de la banda Los Zodiaco.

Ese día señalaron a Eduardo Margorí —quien presuntamente fue entrenado por los servicios de inteligencia del Mossad— como responsable de varios plagios a integrantes de la comunidad judía en Ciudad de México.

Vallarta dijo que Margorí vendía equipo de protección a la comunidad judía en la ciudad y les blindaba autos, pero también cometía secuestros contra ellos, pues Vallarta le prestó su rancho para cometer algunos delitos.

Margorí le fue presentado por Sébastien Cassez, hermano de Florence, pero negó que los franceses tuvieran que ver con el delito de secuestro. Sin embargo, él sí.

Eduardo Margorí —aseguró Vallarta ante la juez quinto de distrito en materia de procesos penales con sede en el Reclusorio Oriente, Olga Sánchez Contreras— fue el que amenazó a George Khoury, quien a principios de 2006 fue detenido por la Secretaría de Seguridad Pública del DF y entregado a la PGR; Khouri era uno de los socios de Sutchi, quien ya había sido extraditado a su país y era señalado como el mayor contrabandista de telas en México.

En una conferencia en diciembre de 2006, el titular de Seguridad Pública, Joel Ortega, informó la detención de Gael Antonio Malagón, El Tuerto, vinculado al caso Wallace y también lo relacionó con Sutchi, identificado como partícipe en secuestros y extorsiones contra empresarios de la colonia Polanco.

Malagón, de acuerdo con Ortega, guardó relación con Khoury, El Coqui, así como con Gerardo Massad Said y con César Freyre Morales, ex agente de la Policía Judicial de Morelos, de quien dijo era el “liquidador” de Khoury.

En esa conferencia dijo que esas personas debían ser procesadas por delincuencia organizada, al igual que Jacobo Tagle, buscado entonces por el secuestro de Wallace.

Vallarta declaró que el montaje de su detención fue preparado por Margorí, con quien mantuvo relaciones por un tiempo y que el 8 de diciembre de 2005, después de recoger a Florence para entregarle unos muebles que llevarían al departamento de ella, en la colonia Juárez, en Cuauhtémoc, fueron interceptados por agentes de la AFI, a la altura del kilómetro 27 de la carretera y que a él lo subieron a una camioneta donde los golpearon hasta que llegaron al Monumento a la Revolución.

Luego lo llevaron a un inmueble donde lo desnudaron, golpearon y le introdujeron un palo de escoba en el recto y después le enseñaron fotografías y documentos con signos zodiacales; le dijeron que lo que él sufría también se lo estaban haciendo a su pareja sentimental y que si no quería que le pasara algo tenía que hacer un trato.

Esto, según dijo, porque “se pasó de listo” con alguien muy importante y que “se lo iban a chingar”. Horas después de aceptar el trato, lo condujeron al rancho Las Chinitas, donde los federales “sembraron” pruebas para culparlo de secuestro, mientras a los medios informativos les decían por dónde deberían entrar para hacer tomas (de televisión), y a las presuntas víctimas les decían dónde se acomodaran.

Mientras, la francesa (quien necesitó de un traductor, con el cual no contó mientras estuvo ante el MP) además de denunciar malos tratos de la AFI, ya que estos la manosearon infinidad de veces, también acusó a Vallarta, como la persona que la golpeaba y amenazaba.

Dijo que algunas veces se reunió con él en su rancho y éste compraba mucha comida, la cual no sabía para quién era.

Con información de Milenio.