España reconoce “dolor e injusticias” contra los pueblos originarios de México en un gesto diplomático

por Redacción Actualizado el Oct 31, 2025

El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, se refirió por primera vez de forma pública a los “claroscuros” de la historia compartida, durante la inauguración de un gran proyecto expositivo de arte precolombino en Madrid.

No fue la palabra “perdón” que México ha esperado, pero se acercó. En un discurso que marca un nuevo tono en la diplomacia bilateral, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reconoció de manera oficial el “dolor” y las “injusticias” sufridas por los pueblos originarios de México durante la Conquista y el periodo colonial.

El acto ocurrió durante la inauguración de un ambicioso proyecto cultural: cuatro exposiciones simultáneas en Madrid que tienen como protagonista a la mujer en el arte precolombino.

Un reconocimiento público sin precedentes

Frente a representantes de ambos países, Albares afirmó: “La historia compartida entre México y España, como toda historia humana, tiene claroscuros. Ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios. Hubo injusticia, justo es reconocerlo y lamentarlo. Esa es parte de nuestra historia compartida, no podemos negarla ni olvidarla”.

Estas declaraciones representan el gesto más significativo del gobierno español desde que, en 2019, el entonces presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, enviara una carta al Rey Felipe VI y al Papa Francisco solicitando un perdón público por los excesos cometidos durante la colonización. En aquel entonces, la respuesta oficial de España fue el silencio.

El origen del desencuentro diplomático

La tensión política se remonta a la petición de AMLO, quien argumentó que era necesario “hacer un relato de agravios y pedir perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos”. La reacción inicial del gobierno español fue un comunicado que “lamentaba” la divulgación de la carta y sostenía que la Conquista no podía juzgarse “a la luz de consideraciones contemporáneas”.

Esta postura se mantuvo e incluso influyó en que la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no invitara al rey español a su toma de posesión, a la que tampoco acudió ningún representante oficial del gobierno o la Casa Real.

La cultura como puente para la reconciliación

El gran proyecto expositivo inaugurado en Madrid se erige como un gesto concreto para destensar la relación. Con la colaboración de instituciones como el INAH, el Instituto Cervantes y el Museo Thyssen-Bornemisza, entre otras, la iniciativa busca fortalecer los lazos a través del arte y la cultura.

El ministro Albares destacó la importancia de estos “lazos sólidos y firmes de confianza entre pueblos hermanos” en un mundo incierto. Además, subrayó que las exposiciones son “un reconocimiento hacia lo que [las mujeres indígenas] han sido y lo que son”, reivindicando su pasado, presente y futuro.

Cuatro miradas al mundo indígena femenino

Las exposiciones ofrecen una visión multifacética de la mujer en las comunidades indígenas:

Museo Arqueológico Nacional: Aborda el ámbito humano y social de las mujeres, desde la época prehispánica hasta hoy, explorando su vida cotidiana y su presencia en posiciones de poder.

Fundación Casa de México en España: Se centra en el ámbito divino, analizando el principio femenino en la visión indígena del universo, basado en la complementariedad.

Instituto Cervantes: Presenta “Historias tejidas”, una muestra que explora la producción textil como un lenguaje con el que las mujeres indígenas transmiten su historia y valores.

Museo Thyssen-Bornemisza: Exhibe “Señora Tz’aka’ab Ajaw, la ‘Reina Roja’ de Palenque”, dedicada a una dignataria maya del siglo VII, reivindicando el papel de las mujeres como portadoras de poder y legitimidad en la antigua élite gobernante.

Este esfuerzo cultural conjunto, coronado por el inédito reconocimiento del ministro Albares, parece abrir una nueva etapa en el diálogo entre dos naciones que buscan, a través de la honestidad histórica y la cooperación, sanar las heridas del pasado.