El Senado de la República aprobó una amplia reforma a la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación que impone aranceles a 1,463 productos provenientes de países con los que México no tiene tratados de libre comercio. La medida, impulsada por el Gobierno federal como parte del Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030, tiene el objetivo de equilibrar el mercado interno, evitar distorsiones económicas y fortalecer la producción nacional en un contexto de creciente relocalización industrial.
Entre los países contemplados en el ajuste arancelario destacan China, Corea del Sur, India, Vietnam, Tailandia, Brasil, Indonesia, Taiwán, Nicaragua, Emiratos Árabes Unidos y Sudáfrica, naciones que concentran una participación significativa en el flujo de mercancías que ingresan al país. Se trata de la primera vez que México grava a 316 tipos de productos originarios de estas economías, una decisión que en la Cámara de Diputados recibió 278 votos a favor, 25 en contra y 136 abstenciones, mientras que en el Senado avanzó con 76 votos a favor, cinco en contra y 35 abstenciones.
La reforma contempla incrementos de tarifas en sectores considerados estratégicos para la industria nacional: 141 autopartes, 13 autos ligeros, 308 productos de vestir, 79 plásticos, 248 insumos siderúrgicos, 18 electrodomésticos, 37 juguetes, 398 textiles, 28 muebles, 49 productos de calzado, 18 artículos de marroquinería, 47 de papel y cartón, ocho motocicletas, 21 de aluminio, un remolque, 25 de vidrio y 24 relacionados con jabones, perfumes y cosméticos. En el caso del sector textil, el pleno autorizó ajustar aranceles en mercancías clasificadas en códigos específicos como 5209.19.91, 5210.39.91 y 6006.34.03, entre otros.
De acuerdo con los legisladores que respaldaron la iniciativa, estos aranceles buscan “reindustrializar” al país mediante un modelo incluyente y sostenible que genere condiciones competitivas para las empresas mexicanas frente a la sobreoferta de productos importados a bajo costo. El diputado Ricardo Monreal, impulsor de cambios en lo particular, sostuvo que la reforma tiene “trascendencia nacional, porque apoyar a la industria es apoyar a México”.
La Secretaría de Economía quedó facultada para instrumentar mecanismos especiales que aseguren el abasto de insumos en condiciones competitivas cuando se trate de mercancías provenientes de países sin tratados comerciales vigentes con México. Esto fue precisado mediante un artículo transitorio agregado en el Pleno con el fin de evitar afectaciones en cadenas productivas que dependen de insumos importados.
La oposición, sin embargo, advirtió que el aumento de tarifas podría generar incrementos en los precios finales al consumidor, además de enviar una señal diplomática que podría interpretarse como un alineamiento con la política comercial de Estados Unidos hacia China. Legisladores del PAN y PRI se abstuvieron, mientras que Movimiento Ciudadano votó en contra.
La presidenta Claudia Sheinbaum rechazó que los nuevos aranceles respondan a presiones del gobierno estadounidense. Afirmó que la medida se inserta en una estrategia productiva propia, diseñada para fortalecer a la industria nacional dentro del marco del Plan México. “No queremos conflictos con ningún país. Hemos hablado con embajadores de China y Corea del Sur para explicar que esto responde al fortalecimiento de nuestra economía”, señaló en una conferencia previa.
El Ejecutivo federal ya había realizado ajustes arancelarios en noviembre para proteger a la agroindustria del azúcar, elevando tarifas hasta 210% ad valorem según el tipo de producto. La nueva reforma se inserta en ese mismo marco de protección y estímulo a sectores estratégicos ante la volatilidad internacional y la sobreoferta en el mercado interno.
¿Qué es el nearshoring y por qué influye en los nuevos aranceles?
El nearshoring es la estrategia mediante la cual empresas internacionales trasladan parte de su producción a países cercanos a sus mercados principales con el fin de reducir costos logísticos, acortar tiempos de entrega y disminuir riesgos geopolíticos. En los últimos años, México se ha convertido en uno de los destinos más atractivos de esta relocalización industrial gracias a su proximidad con Estados Unidos, su red de tratados comerciales y la creciente infraestructura manufacturera.
El Gobierno federal considera que los nuevos aranceles son un instrumento para garantizar que la industria, dentro del proceso de nearshoring, la industria mexicana pueda competir en condiciones más equilibradas frente a la importación de productos de bajo precio que podrían frenar o limitar la llegada de inversiones. Al elevar las tarifas, se busca incentivar la sustitución de importaciones, fortalecer las cadenas de valor nacionales y crear un entorno atractivo para empresas que desean instalar plantas de producción en territorio mexicano.
En conjunto, la reforma arancelaria se presenta como una pieza clave de la estrategia de soberanía productiva del país, aunque con advertencias claras sobre posibles impactos en precios, diplomacia y dinámica comercial en los próximos meses.
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