La Administración del presidente Donald Trump ha implementado una transformación en la aplicación de la ley migratoria en Estados Unidos, ampliando el alcance de las detenciones y deportaciones. Estas medidas, ejecutadas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) desde el inicio del mandato en enero de 2025, buscan cumplir la promesa de campaña de deportar a millones de personas. La estrategia incluye arrestos comunitarios, el cierre de programas migratorios anteriores y la expansión de la red de centros de detención.
Cambio en el perfil de los detenidos
Durante el gobierno anterior de Joe Biden (2021-2025), la mayoría de las deportaciones correspondían a personas recién llegadas detenidas en la frontera. En contraste, la actual administración levantó las restricciones para las detenciones en el interior del país. Ahora, el ICE persigue tanto a inmigrantes con antecedentes penales como a aquellos sin ellos, incluyendo a personas que ingresaron legalmente hace décadas o bajo programas especiales ya cancelados. Según datos del análisis, más de 4.000 niños y 3.000 adultos potencialmente amparados por medidas anteriores han sido deportados.
Los arrestos en cárceles estatales, principalmente en estados como Florida, Georgia y Texas, constituyen cerca de la mitad de las detenciones. No obstante, han aumentado significativamente los arrestos en comunidades de estados como California y Nueva York, donde las autoridades locales suelen no cooperar con las agencias federales. La población en centros de detención migratoria superó las 68.000 personas este diciembre, un máximo histórico, tras la aprobación de la Ley Laken Riley que restringe el acceso a la fianza.
Condiciones y logística de la detención
Personas bajo custodia del ICE han denunciado condiciones insalubres en algunos centros, incluyendo comida en mal estado y falta de acceso a servicios básicos. Las autoridades han negado estas acusaciones. Desde el inicio del mandato, al menos 32 personas han fallecido bajo custodia del ICE, una cifra superior a la registrada en el cuatrienio anterior.
Debido a la concentración de centros en el sur del país, muchos detenidos son trasladados largas distancias, principalmente a Texas y Luisiana. Este movimiento dificulta el acceso a asesoría legal y contacto familiar. En promedio, los detenidos pasan por tres centros durante siete semanas antes de la deportación, un proceso que, según abogados, ha llevado a algunos a abandonar sus solicitudes de asilo.
Impacto y escala global de las deportaciones
La Administración Trump ha intensificado las deportaciones a casi todos los países, incluyendo naciones que previamente se resistían a recibir a sus ciudadanos. Se han realizado envíos a países con regímenes represivos como Afganistán, Irán y Rusia, y se ha ejercido presión sobre países como Sudán del Sur y Uganda para aceptar deportados. Aunque los datos detallados oficiales solo están disponibles hasta julio, muestran que el ritmo mensual de deportaciones se duplicó respecto al año anterior. El ICE proyecta deportar alrededor de 390.000 personas en el primer año del mandato.
Estas políticas representan un cambio estructural en la política migratoria de Estados Unidos, afectando el perfil de los deportados, las condiciones de detención y las relaciones internacionales. La escala y el enfoque de las acciones definen una nueva etapa en la aplicación de la ley, con implicaciones legales, humanitarias y diplomáticas de alcance nacional y global.
Fuente: SPR Informa
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