“Toledo ve” y la confusión de la cultura popular en la 4T

Organizada por la nueva dirección a cargo de Lluvia Sepúlveda, la exhibición titulada Toledo ve reúne piezas contemplativas y utilitarias, elaboradas tanto con técnicas artísticas tradicionales y contemporáneas como con manufacturas artesanales.

Alejada de propuestas características de las culturas populares –objetos para celebraciones profanas y religiosas, entretenimientos colectivos, losa gastronómica–, y vinculada a las tendencias actuales del arte y el diseño que fusionan estéticas artísticas con materiales o manufacturas de uso y expresión popular, la exhibición integra obras de Francisco Toledo que, sin perder su identidad de arte contemporáneo, se expanden entre técnicas propias del arte, la artesanía y la creatividad doméstica. Entre ellas, dibujos, grabados, arte plumario, bordados y recorte con rayo láser.

Emplazada con una absoluta ausencia de información que permita ubicar técnicas, fechas de producción, contextos de las piezas y autorías de las manufacturas, la exposición, como evento, reproduce la indiferencia ante los saberes, habilidades y autorías populares que supuestamente combate la gestión cultural de la 4T. ¿Quién convirtió en un exquisito bordado los espléndidos dibujos de changos e insectos de Francisco Toledo, cuál es el nombre del artesano que reprodujo en finísimas plumas o en hilos que se pierden en la atmósfera de su propia textura, un retrato de Toledo? Si el emblemático artista es también el artesano, la exhibición nunca lo aclara.

Integrada con atractivas piezas de arte textil bidimensional –entre los que sobresale un chango realizado en telar con campos de distintas densidades–, mosaicos hidráulicos de diferentes diseños, dibujos de Pinocho de expresivos cromatismos, conchas de tortugas intervenidas, numerosas piezas de joyería que reproducen la imagen de insectos cortados con láser, un libro de artista realizado en 2010 en el Taller Intaglio del Centro Cultural Indianilla –que destaca por la presencia de numerosas figuras verticales recortadas en silueta, abundantes imágenes impresas en formato de papalote y varios ejemplos de herrería–, la exposición manifiesta una narrativa confusa que se disimula por la atractiva contundencia de las piezas.

Pertenecientes al territorio del arte contemporáneo y no al de las afectivas y dignas estéticas de la cultura popular, entre las obras destacan la muñeca-escultura elaborada con estropajos que hizo el artista en 1985 para apoyar con su venta a las costureras afectadas por el terremoto, las radiografías intervenidas pictóricamente, y una espléndida pieza bidimensional que se basa en un tipo tradicional de tejido de palma y que, debido a la museografía, no puede ni distinguirse ni disfrutarse en su totalidad.

Emplazada en un museo de culturas populares que carece de exhibiciones de cultura popular –se presenta también una muestra de la diseñadora norteamericana de joyas en papel Kiff Slemons–, la exposición evidencia la contradicción que existe en la valoración y dignificación de los imaginarios populares bajo la gestión de Alejandra Frausto: su valor no radica en ser arte contemporáneo sino en diferenciarse con su propia identidad.

Y para recordar la sugerente riqueza temática y cromática que caracteriza a Francisco Toledo, la muestra que presenta la Galería de Arte Mexicano con algunos dibujos realizados para sus colaboraciones en estas páginas y estupendas obras pictóricas de reciente creación, es una excelente oportunidad para completar una pequeña exposición monográfica del artista.

Texto publicado por la revista Proceso.


Francisco Toledo
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