México ocupa el primer lugar a nivel mundial en consumo de bebidas azucaradas, con un promedio alarmante de 166 litros por persona anualmente. Esta alta ingesta está directamente vinculada con aproximadamente 100,000 fallecimientos cada año debido a enfermedades como la diabetes, la hipertensión y el sobrepeso, según declaró Eduardo Clark, Subsecretario de Integración de Desarrollo y Sector Salud.
El impuesto a los refrescos: una política pública con evidencia global
Durante una conferencia de prensa, se presentó el aumento del impuesto a las bebidas azucaradas como una estrategia de salud pública respaldada por resultados internacionales. Se citó que 119 países han aplicado este impuesto, logrando reducciones significativas en el consumo: un 30% en el Reino Unido, 29% en Sudáfrica y 21% en Chile. La medida fue descrita como una herramienta con “evidencia global contundente” para desincentivar el consumo y prevenir muertes.
La obesidad y las enfermedades crónicas en México
Clark alertó que el consumo de refrescos, tanto azucarados como con edulcorantes, es un factor principal en la generación de obesidad, padecimiento que afecta a una de cada tres personas en el país. Enfatizó que estas bebidas actúan como un “motor silencioso de muerte”, ya que una de cada tres muertes es causada por infartos, hipertensión o diabetes, padecimientos fuertemente asociados a su consumo.
El aumento histórico de la diabetes y los problemas cardíacos
El Subsecretario destacó el preocupante crecimiento de estas enfermedades en las últimas décadas. Mientras que en los años 80 la diabetes no era una epidemia, hoy el 18% de los adultos mayores la padece y uno de cada tres sufre de hipertensión. Las muertes relacionadas con enfermedades del corazón se han triplicado, pasando de 60 por cada mil en 1980 a 163 por cada mil en la actualidad.
Proyecciones del impuesto y destino de los recursos
Se proyecta que la medida fiscal logrará una reducción del 7% en el consumo de refrescos, un primer paso crucial para revertir la tendencia ascendente de estas enfermedades. Se busca alcanzar una disminución del 10% en el consumo de los 24 mil millones de refrescos que se venden anualmente en el país. Adicionalmente, se estima que el impuesto recaudará alrededor de 41 mil millones de pesos, fondos que se destinarán íntegramente a fortalecer las políticas y la infraestructura del sector salud.
Estrategias preventivas y de concientización
En complemento al impuesto, el Secretario de Salud, David Kershenobich, recalcó que se intensificarán las campañas preventivas. El objetivo es desalentar activamente el consumo de bebidas azucaradas y fomentar una mayor conciencia pública sobre las medidas necesarias para cuidar la salud y prevenir enfermedades crónicas.
Con información de La Jornada https://tinyurl.com/57pcvem8
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